viernes, noviembre 05, 2010

"Una de masaje y dos coca-colas, por favor"


Creo que es muy importante tener claro el motivo por el cual un paciente acude a consulta:

- "¿Qué es lo que le pasa y cual es su objetivo al venir aqui?"

La respuesta común suele ser: "me duele X y quiero que deje de dolerme". Pero en otras ocasiones, mucha gente lo que quiere es saber qué es lo que le pasa, una segunda opinión, jugar un partido en tal fecha...

En la comunicación sanitario-paciente (como en el resto de comunicaciones) es muy importante "sintonizar". De lo contrario, corremos el riesgo que el paciente empiece a construir un impenetrable muro entre nuestros cerebros. Es una especie de barrera protectora similar a la que construimos cuando somos pequeños y nos dicen algo que no queremos escuchar, solo que en el "adulterio" (cuando somos adultos, creo) no esta bien visto que nos tapemos los oídos y nos pongamos a cantar...

Mucha gente viene a consulta con la intención de escuchar la canción que tantas veces han oído (tanto que le han acabado "cogiendo el gustito", como suele hacer la radio cuando tiene que promocionar una canción determinada que por aburrimiento gusta). Y no quieren que le cantes una melodía diferente. "Yo tengo una contractura/una protusión/un pinzamiento... Me han dicho que las "friegas" van bien para lo mio. Quiero un masaje."

Y aqui viene el problema. Y digo problema porque esto debe estudiarse desde varios puntos de vista. Entiendo que el paciente, ferviente creyente de "su patología", tenga reparos a escuchar algo que se aleja de su criterio:

Cliente: "Buenos días, vengo a almorzar y querría algo "light" porque estoy haciendo dieta para adelgazar, ya que entre otras cosas, tengo el colesterol por las nubes...

Camarero: "Muy bien, pues voy a ponerle una tapa de morro de cerdo, un barra de pan con longanizas, chorizos y morcillas (con manteca, obvio), una jarra de cerveza bien fresquita y un kilo de helado de chocolate de postre (además un café, con sacarina, claro).

Si nosotros, "expertos" contradecimos la opnión de otro "experto" (aunque sea la opnión "difundida" por la vecina de la amiga de la portera del que nos vende el periódico), si nos enfrentamos a las creencias de nuestro paciente (además en frío), podemos crear un conflicto nada beneficioso para ninguna de las partes: muro de ladrillos:

"¿Cuando quiere que le vuelva a citar?". "Nunca".

Para el profesional, no deja de ser una situación difícil. Muchas veces el paciente viene con su diagnóstico y su tratamiento. No quiere alternativas.

Paciente: "Tengo una tendinitis en el hombro, vengo por ultrasonidos".
Sanitario: "Las pruebas realizadas confirman que su problema se debe a una inestabilidad. El tratamiento pasa por reentrenar la musculatura para mejorar "la sujección" de su hombro en los movimientos en los que ahora tiene dolor".
Paciente: "¡Quiero mis ultrasonidos!

La consideración que un día leí en el blog de Arturo (si no recuerdo mal) me parece sumamente importante: "¿viene usted por tabaco o a dejar de fumar?"

Si no tenemos claro cuál es el objetivo del paciente, es difícil que satisfagamos sus necesidades. Ahora bien, no debemos olvidar nunca nuestro objetivo.

En el centro donde trabajo (Fisioactiu Valencia) hacemos masajes. No soy de esos fisioterapeutas que se ponen a la defensiva cuando le mencionan la palabra masaje. Creo que es una técnica útil y necesaria en los casos en los que se necesita, del mismo modo que la punción, el tratamiento neurodinámico, etc. Las técnicas bien ejecutadas cuando son realmente necesarias, son muy efectivas.

Cuando alguien acude a mi por dolor, y quieren que yo, como profesional, les ayude en el alivio de su dolor, tengo claro cual es mi objetivo y le digo a mi paciente cuál es el camino que creo conveniente seguir para llegar hasta el mismo. Si el objetivo de mi paciente y el mío son distintos, es bastante inútil que queramos partir juntos, porque nuestros caminos van por vias separadas. Y es fundamental que el tratamiento lo elabore el profesional junto con el paciente (en base a sus expectativas, actitudes, creencias... y elección en el abanico de opciones, porque obviamente él siempre debe tener la última palabra).

-"No quiero que me pinches, ni que me toques, ni que hagamos ejercicios. Quiero que me friegues el hombro para quitarme el dolor".
-"Disculpe pero creo que tenemos un problema".

Nutricionista: No ha perdido usted ni un gramo de peso. Es más, ¡ha engordado cuatro kilos! ¿Esta siguiendo la dieta que le recomendé?
Cliente: En absoluto. Estoy comiendo cuanto me viene en gana. ¿Por qué no adelgazo?

Hay un exceso de información (buena y mala). La gente no tiene más que sentarse delante del ordenador y leer hasta aburrirse cuadros clínicos, pruebas informadas, casos de otros pacientes. Y como hay una total y absoluta falta de consenso en medicina, cada vez que acude a rebicir información de un profesional, cada uno le cuenta una película diferente: "Es una contractura/tendinitis/pinzamiento/hernia/subluxación... Lo mejor es...".

Antaño, el paciente, desconocedor de patologías y profano de internet, creía a pies juntillos el criterio del profesional que lo atendía. Esto no es beneficioso si el profesional no dota de información suficiente al paciente para conocer qué le pasa y qué puede hacer él al respecto, porque no tiene donde acudir (excepto buscar una segunda opinión).

Los criterios, las técnicas, las tendencias, como la moda, cambian. Lo que hoy es válido mañana puede dejar de serlo (anoche descubrí que la "y griega" pasa a llamarse "ye" y que "guión" deja de llevar tílde en la "o"... !!nada esta a salvo de los cambios¡¡).

Cuando estudiaba en la universidad un profesor nos enseñó un abordaje de la "escoliosis" desde el campo de la fisioterapia. No nos dió bibliografía, tan solo el nombre del autor. Cuando busqué algún libro al respecto, no encontré nada. Pregunté a varios compañeros médicos y fisioterapeutas y nadie conocía al susodicho autor. Finalmente topé con él. Sus libros hacía 10 años que habían caído en el mundo de lo obsoleto. Estaba aprendiendo algo que ya estaba desfasado...

Hasta hace muy poco, el campo de la neurobiología no tenía cabida en el mundo de la fisioterapia. Los "fisios" somos mecánicos. Nos dedicamos a arreglar palancas y poleas. No había cabida para mecanismos centrales, procesamiento de la información...

El mundo de la medicina avanza a pasos agigantados, es nuestra obligación estar al día en cuanto a opciones de tratamientos para, en base a la efectividad clínica de los mismos, poder presentárselos al paciente y juntos poder confeccionar un programa de tratamiento, dejando que sea el profesional el que "recomiende" el camino por el que empezar a transcurrir.

En base a sus objetivos, sus expectativas, sus creencias, sus actitudes...